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Siria respira...

Publicado: 2016-02-27

Más de 250 mil muertos y 6 millones de refugiados después, cuando ya el mundo parecía acostumbrarse a las macabras noticias provenientes de Siria, cuando tal vez un infante más muerto en las playas del Mediterráneo ya no importaba, Rusia y Estados Unidos han alumbrado un acuerdo que suspende las hostilidades en el aplastado país de Oriente Medio. En ese territorio donde parecen haberse juntado todos los males, todas las crueldades y todas las locuras.

Lo que comenzó en el 2011 con unas revueltas callejeras en contra del presidente Bachir al Assad -de quien inicialmente se pensó que era moderado y tolerante- con el paso de los meses se convirtió en una masacre permanente, en el epicentro de una violencia sin control, acicateada por demasiados actores. Para que se tenga una idea de lo que pasa y está pasando, hay que observar que de este cese de enfrentamientos se han colgado unos 100 grupos armados, pero no son todos.

En el aro de la negociación, por el momento expresada en un paréntesis de dos semanas sin tiros y cañonazos, están el gobierno sirio y sus aliados (Hezbolá, el grupo libanés, por ejemplo), el Ejército Sirio Libre (suerte de coordinadora que engloba, a veces de manera incorpórea, a varios grupos), la Coalición Nacional Siria (un comando similar al anterior, que además lo apoya), entre otros. El Estado Islámico (EI) y Al Nusra (filial de Al Qaeda en Siria) no forman parte del respiro.

Ciertamente, promover un alto en la sangría que recorría el país, al menos entre una parte de los crueles actores, es un logro. Pero un logro que solo podían empujar dos grandes potencias como Rusia y Estados Unidos. El acuerdo nunca podría haber venido de adentro de esta olla de grillos, en donde chocan islamistas, laicos, milicias pro gobiernistas, grupos financiados por otros países (como Irán y Arabia Saudita), Los grandes han hablado, han decidido, aunque no gratuitamente.

Moscú está procurando presentar este momento como una conquista suprema de su diplomacia, casi como la expresión prístina de que Vladimir Putin apostaba por la paz. En los hechos, sin embargo, lo que consigue es la permanencia de Al Assad en el poder, un factor político que lo favorece para mantener su influencia política y militar en la región. El autócrata sirio ya llamó a elecciones legislativas con lo que, en el papel, se trata de configurar una leve ‘transición’.

No son muy creíbles las santas intenciones rusas si se tiene en cuenta que, horas antes de que comience el cese de hostilidades, los aviones del Kremlim bombardearon posiciones opositoras, que causaron víctimas civiles, un repudiable efecto que se está haciendo escandalosa costumbre en esta región. Para este gran jugador de la real politik internacional, por añadidura, algunos de los colgados del acuerdo son ‘terroristas’, lo que dificultará la puesta en marcha del mismo.

Estados Unidos, por su parte, ha tenido una estrategia zigzagueante en este muy espinoso conflicto. Ha dado ultimátums inútiles a Al Assad, ha financiado a la oposición armada que considera más responsable (cosa muy difícil de distinguir en un avispero de esa magnitud) y, al fin, ha tenido que sentarse con Rusia para separar las aguas. Con mucha cautela porque, para Obama, internarse por una ruta que luego podría estallar en mil pedazos en algo delicado.

Está en medio de una campaña presidencial y, por ende, no quiere terminar su período con un expediente explosivo, ni dejarle la bomba al candidato demócrata que se perfile (Sanders o Clinton). Así y todo, es un pase inteligente por parte de Washington, pues si se junta este episodio con el acuerdo con Irán se tiene una performance que no habla mal de las artes políticas del presidente. Su prudencia, al final de su mandato, aparece como un valor bastante funcional,

El gran drama en tierras sirias consiste, y consistirá, en que esta pausa sin armas no cortará todo el conjunto de las mechas prendidas. El EI y Al Nusra, también peleados entre ellos, están por allí agazapados, listos para actuar y hasta para volar ese temporal silencio por una razón: tienen vínculos con parte de la oposición siria, moderada y violenta. No dejarán que se rompan así nomás.

Otra esquina sin tregua es el territorio kurdo, el gran bastión de resistencia contra las huestes de Al Bagdhadí (el jefe del EI). Como estas últimas no entran en el acuerdo, seguirán los enfrentamientos. Y al mismo tiempo Turquía, que no quiere a Al Assad, continuará atacando a los kurdos, a quienes considera una amenaza; a pesar de que combaten a los islamistas que también se han convertido en un peligro para un país bastante más complicado que la vida de Fatmagul.

Rusia y Estados Unidos, por último, no tienen por qué dejar de atacar al EI y a Al Nusra, lo que sugiere que en las dos semanas próximas (tiempo que dura el cese) no será imposible ver aviones bombardeando posiciones de ambos grupos islamistas. De hecho, en las últimas horas se han registrados rupturas del cese de hostilidades en Idlib, una ciudad ubicada al noroeste de Siria, cerca de Alepo, una de las poblaciones más asoladas por la violencia armada y múltiple.

¿Acabará el horror con este respiro acordado tal vez ya por cansancio? Todo, de ningún modo. Hay frentes abiertos, pero que se haya asumido, aunque sea momentáneamente, que el “todos contra todos” no tiene ganancia para nadie, desliza ligeras esperanzas. Pocas cosas más monstruosas en los últimos meses, o años, que ver a un país expulsando gentes por millones, hundiéndose en la pólvora y sin voces que digan basta de tanta estupidez y crueldad.


Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


Publicado en

Kaleidospropio

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