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fuente: www.fayerwayer.com

La forma de Waters

El ex líder de Pink Floyd no es solo un músico sino, también, un persistente activista político, desde hace años. Lo hizo en Lima hablando sobre el conflicto palestino-israelí y lo ha hecho en muchas partes. No hay muro que lo pare.

Publicado: 2018-11-16

“!No estoy en contra del pueblo judío, tú no me caes bien!”, clamó Roger Waters, el legendario líder de la banda de rock Pink Floyd la noche del viernes 16/11 en el Club Árabe, durante la charla que ofreció titulada “Derechos Humanos en Palestina”. El veterano rockero se teledirigía (la charla fue transmitida por este portal) a Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, un personaje que, para él, debe estar en el lado oscuro de la luna. 

Tal vez algunas personas que, hace décadas, deliran con la música pinkfloydiana se sorprendan, pero en rigor ese filo de Waters, ese ingrediente político sin anestesia, forma parte de su forma de ser y cantar desde hace 50 años, como él mismo ha dicho. En la conversa del viernes, incluso, contó que no todos sus compañeros de la banda compartían ese modo de mirar el mundo, y de decirlo. Pero él sí, sin duda musical y existencial alguna. Como que ya en 1973 cantaba, en el legendario tema ‘Money’, de este modo…

'El dinero es un crimen.

Compártelo equitativamente, pero no tomes una porción de mi pastel.

El dinero, dicen,

es la raíz de todo pecado hoy en día… '

Un hombre políticamente incorrecto cuando menos, ya esos tiempos. En años más recientes, ya como solista (Pink Floyd se disolvió en 1985, pero se volvió a reunir solo para un concierto en el 2005), la vena política de este gran músico se mostró más y más abiertamente, sin tapujos. Ha criticado públicamente, a ritmo de rock y en pantalla gigante, a Donald Trump, a Enrique Peña Nieto, a Tony Blair, al propio Barack Obama.

El pasado 10 de octubre, mientras cantaba en un concierto en el Allianz Park de Sao Paulo, presentó en una pantalla a varios personajes que él considera (con justicia a juicio de este columnista) como ‘neofascistas’, entre ellos a Jair Bolsonaro, que por entonces aún no ganaba la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil. Hubo silbidos, y a la vez aplausos, algo que Waters no le mueve ni uno de sus pelos blancos, pues está acostumbrado a lidiar con críticos severos y presiones políticas.

Uno de los frentes desde donde recibe más ataques es la comunidad judía, o una parte de ella más bien, porque otra parte –minoritaria, es cierto - lo apoya. Para él músico, Netanyahu y el Estado de Israel oprimen a los palestinos, no respetan el Derecho Internacional; de allí que apoye el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), que convoca a la comunidad mundial a que tome esas medidas, contra el gobierno de Tel Aviv, hasta que precisamente respete la ley internacional.

Esto le ha costado grandes broncas, presiones y hasta pérdida económicas. Hace poco, en Chile, se generó una controversia política y social porque, como en Lima, dio una conferencia sobre Palestina. A raíz de eso, se inició una campaña virtual, impulsada para rechazar presencia. Incluso el Centro Simón Wiesenthal emitió una carta llamando a los patrocinadores de su actual gira Us and Them (‘Nosotros y Ellos’) a retirar sus auspicios a toda la gira sudamericana.

Sin embargo, Waters no se detiene. En Lima, como en otras ciudades donde ha hablado sobre el tema, rechazó que sea antisemita, y dijo que si Netanyahu estuviera al frente le preguntaría si realmente cree en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la autodeterminación. Minutos antes, el internacionalista Farid Kahhat había recordado que el actual primer ministro israelí mantenía buenas relaciones con Viktor Orban, el presidente húngaro, que ha exhibido actitudes xenófobas y ha apoyado posiciones realmente antisemitas.

¿Es Waters un promotor de tumultos políticos excesivos, un antisistema furioso? Quienes se han dado el trabajo de seguir no sólo su música sino, también, su letra por años, saben que no se trata simplemente de un rockero espectacular. Siempre mantuvo esa posición crítica, plasmada en muchas de sus canciones en forma poética o hasta arcana. "Doctor Doctor ¿qué está mal conmigo?/ Esta vida de supermercados es cada vez más larga/ ¿Qué es la vida del corazón de una televisión en color", dice en "Amused to death" (‘Entretenido con la muerte’), una de sus canciones ya como solista, compuesta en 1992, cuando ya había pasado la primera Guerra del Golfo. 

Más recientemente (2017) lanzó "Is this the life you really want?" ("'¿Es esta la vida que tu realmente quieres?"), que está prácticamente dedicada a Donald Trump. No hay que esperar de él medias tintas, ni solo sonidos alucinantes. Lo que dice, lo dice con convicción, a pesar de las presiones que recibe. Es más claro que Bono, otro cantante que suele ser activista social, y digamos que más ácido y directo.

Defiende y promueve causas que, en la escena contemporánea, son las de muchas personas: detener las corrientes ultraderechistas y xenófobas; criticar la vida superflua , plástica, inútil; abogar por el esclarecimiento de lo que ocurrió con los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa, México; insistir en que se salga de los territorios ocupados de Palestina y que este pueblo pueda tener un Estado; hacer que el cambio climático sea un problema que se enfrente con coraje por parte de la sociedad y la clase política.

Es posible que a veces se exceda, que suene muy ácido o irreverente. Tal vez no tiene suficiente información histórica sobre ciertos temas, o no insiste en otros (me hubiera gustado que hable sobre lo que ocurre en Venezuela, y sobre todo en Nicaragua, donde la represión es brutal). Aún así, la palabra de Waters tiene un valor: el del trovador de estos tiempos que canta claro, que no se casa nadie, que no piensa únicamente en la fama.

Es un músico que compone pensando y sintiendo, y que con sus sonidos, ritmos y letras cuestiona al mundo, o a algunos de sus actores, como sugirió en su charla. Ha deslizado la posibilidad de que en su concierto en Lima aparezca sobre la pantalla la frase "Fujimori nunca más", Supongo que eso también causará urticaria en nuestros predios. O tal vez alguien pedirá que lo boicoteen. Como fuere, reconozcamos que hay alguien que, desde la música y los escenarios, se atreve a enfrentar  la constante degradación de la vida humana, la injusticia, las guerras, la existencia vana. Waters no es perfecto, ni es un héroe, ni un santo. Pero al menos se atreve a decir algunas cosas sin que le tiemble la voz


Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


Publicado en

Kaleidospropio

Sobre el mundo, la vida y nuestra especie