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TLAIB, omar, PRESLEY y OCASIO-CORTEZ, la pesadilla de trump. FOTO: J.SCOTT/AP

En pie de lucha

Con pésimos modales, Donald Trump se está enfrentando a cuatro mujeres parlamentarias que están haciendo historia y sacándole más canas

Publicado: 2019-07-14

Son cuatro, todas nacidas en EEUU, menos Ilhan Omar, quien a los 12 años llegó a Estados Unidos huyendo de Somalia. Las otras tres -AlexandrIa Ocasio-Cortez, de origen portorriqueño; Rashida Tlaib, de ancestros palestinos; y Ayanna Presley- sí nacieron en suelo norteamericano, aunque eso no hace la diferencia. Todas son ciudadanas, todas son demócratas y todas le mueven el piso a Donald Trump. 

Por eso el ríspido presidente norteamericano ha lanzado dos sucesivos ataques, un tuitero y otro en una conferencia de prensa, contra ellas, que significan lo que él rechaza: la emancipación de la mujer, la dignidad del migrante, las propuestas más progresistas que flotan el sistema político norteamericano. Entre ellas un ‘Green New Deal’, un pacto para que el país luche contra el cambio climático.

Quieren reinventar a EEUU desde el feminismo, el ambientalismo, la equidad. Las llaman desde hace unos meses el 'Squad' (‘escuadrón’) y son acaso la mayor novedad en un cotarro bastante gastado por culebrones del tipo 'House of Cards'. Hablan claro, no se andan con eufemismos y representan eso que quizás la América que quería ser “grande otra vez” pensaba que no iba nunca a aparecer.

O a reaparecer. Porque, aunque algunos piensen que la irrupción de estas cuatro mujeres es algo inusual lo cierto es que conectan con una vieja tradición contestataria, que nunca se apagó y que ha recuperado oxígeno en los tiempos tremebundos de Trump. Justo para pisarle el callo donde más le duele.

ocasio cortez propone un 'green new deal'. foto: reuters

A pesar de ser una sociedad que ha hecho del culto al individualismo un valor supremo, EEUU nunca dejó de tener una vena más social, que por momentos tuvo relevancia política. Los tiempos del 'New Deal' de Franklin D. Roosevelt fueron una de esas etapas, en las cuales no era un pecado mortal hablar de igualdad.

Roosevelt creó la seguridad social, algo que ahora es una suerte de anatema para los fieles del 'Tea Party'' y otros comandos que llegaron a tildar a Barack Obama de ‘comunista’ por crear el ‘Obamacare’. Ese otro Estados Unidos siempre estuvo allí, latiendo y asomándose al poder por la ventana del Partido Demócrata.

Más tarde, cuando se pone en marcha la lucha por los derechos civiles, también irrumpen escena movilizaciones que aspiran a algo más que el 'American Way of Life'. Woodstock, las protestas contra la  Guerra de Vietnam constituyen parte de una historia de EEUU que cuenta, algo que sabía bien el entrañable Forrest Gump.

Lo que vemos hoy en esas cuatro mujeres fuertes tiene ese talante, pero además conecta con una también antigua tradición de lucha femenina en tierras norteamericanas. No se puede olvidar a la legendaria Alice Paul, que lideró la lucha por el voto femenino; o a Eleanor Roosevelt, tan influyente en impulsar la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Incluso en la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos, la figura central fue Martin Luther King. Pero una de las personas que marcó la ruta fue Rosa Parks, la ciudadana que un gesto de coraje se negó a ceder su asiento en la parte de un bus solo reservado para blancos, en esos tiempos indignos de segregación.

No se está enfrentando Trump, entonces, solo a cuatro parlamentarias; se está peleando con la Historia, está resistiéndose a ese impulso que, de cuando en cuando, remueve a la sociedad norteamericana para mitigar sus injusticias. Hoy con temas como la equidad de género, el medio ambiente, los derechos LGTBI.

Estas mujeres que se han plantado frente a Trump son parte de un sector político que camina entre la socialdemocracia y el ‘socialismo democrático’. En otras palabras: actúan dentro del sistema, lo quieren cambiar, no lo quieren tumbar. Exigen derechos, respeto, equidad. Y especialmente dignidad, nacional y global.

Su irrupción, en cierto modo, está alimentada por los extremismos que aguantaron –a regañadientes- a un afroamericano en el poder, por dos períodos; que destrozaron en una contienda a una mujer candidata y que hoy están en el poder. Obama y Hillary Clinton eran en realidad ‘de centro’, pero ellos los satanizaron.

El resultado es que hoy tienen al frente a un campo progresista redivivo, encarnado en líderes con Bernie Sanders y  más claramente en Ocasio-Cortez, Tlaib, Presley y Omar. No es casual que sean mujeres, dos de ellas (Tlaib y Omar) musulmanas, una de un estado asociado ninguneado, y la otra una hija de una madre de soltera.

Tampoco es aleatorio que Megan Rapinoe, la estrella del equipo de fútbol femenino que ganó la Copa Mundial, también tenga distancias insalvables con Trump. Los penosos mensajes de desprecio del mandatario -hacia las mujeres y los migrantes - han acicateado una efervescencia femenina que no va a parar.

megan rapinoe, la futbolista que también se enfrenta a trump. Foto: getty images/BBC

Lo que probablemente veamos en los próximos meses, y con más intensidad cuando se aproximen las elecciones primarias y luego las presidenciales, son dos, o más, Américas en colisión. Una, más progresista y contestataria, y otra sumamente conservadora y, en ocasiones, de pésimos modales.

Ese sacudón ha provocado, entre otras cosas, que los demócratas tengan como 20 pre-candidatos. Pareciera que ninguno de ellos, con claridad, esa efervescencia femenina, migrante, afroamericana, latina. Lo que sí parece claro es que este escuadrón de mujeres va a tener un papel protagónico, histórico y fundamental.

Porque es evidente que, 50 años después de llegar a la Luna, la gran potencia mundial no se libra de tics, traumas, injusticias, ataques lunáticos. Es una sociedad humana, al fin, que merece con toda justicia ser removida por esa valiente mitad de la humanidad, que en estos momentos  está poniendo las cartas sobre la mesa.


Escrito por

Ramiro Escobar

Periodista. Especializado en temas internacionales y ambientales.


Publicado en

Kaleidospropio

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